Cronología de las representaciones rupestres: La visita se centra en los tres paneles mejor conservados y que han sido acondicionados para la visita.
Se trata de tres paneles separados. Dos frente a los “Órganos”: Vacas del Retamoso I y IV, separados unos 25 metros. El tercero está más alto, en las formaciones rocosas: Los Órganos.
La visita se centra en los tres paneles mejor conservados y que han sido acondicionados para la visita. Se trata de tres paneles separados. Dos frente a los “Órganos”: Vacas del Retamoso I y IV, separados unos 25 metros.
El panel muestra un rectángulo que encierra un ramiforme, superpuesto a un caprino esquemático con largos cuernos, pintado en tono más claro.
A los lados aparecen dos estrellas (conocidas como esteliformes), una figura en forma de retícula, otra figura con dos apéndices y varias figuras en forma de peine, quizás cuadrúpedos esquemáticos.
Vacas del Retamoso IV está más arriba, a la derecha de la llamada Cueva de José María Tempranillo, sobre una roca lisa vertical. A la izquierda de la cueva también hay más paneles, aunque en peor estado de conservación.
Para su descripción lo dividiremos en cuatro sectores, de izquierda a derecha.
En el Sector 1, llama la atención una figura en forma de pesa de halterofilia, quizás animal o persona, con orejas, cara, manos y pies. A su lado, un antropomorfo mal conservado. Debajo se observan varias figuras en forma de sol, barras verticales paralelas y una figura en forma de peine.
A continuación, el Sector 2, con un gran número de pinturas. Arriba a la izquierda hay un grupo de digitaciones y muchas barras de distintos trazos: rectas, zigzag, onduladas, una barra con arcos sucesivos enlazados, dos barras paralelas con puntos entre ellas y una línea horizontal con sus terminaciones en forma de flecha y tracitos verticales. También tres antropomorfos: dos bitriangulares con brazos en asa, uno probablemente armado, y otro en doble Y. Más abajo aparecen más barras, puntos, manchas y otros antropomorfos: uno con los brazos levantados, otro con las piernas cortas y abultadas y brazos en X; y otro formado por los contornos de la cabeza, brazos y piernas.
Destacan también una figura bilobulada, una línea en dientes de sierra, una figura en forma de rama, una en forma de peine y varias figuras de soles.
El Sector 3 está seguido. Contienen también muchas figuras, algunas superpuestas. Hay muchas barras verticales y puntos. Después se aprecian una decena de figuras en forma de peine de varios tamaños, un círculo de puntos y dos figuras en forma de ramas. Por último, a la derecha está el Sector 4, si bien contiene menos figuras y peor conservadas. Se aprecian varias barras, tres figuras humanas de tipo bitriangular -dos en pareja y otra bajo un arco-, un par de círculos con un punto central y un posible ídolo.
Siguiendo el camino y ascendiendo entre el roquedo en un paseo espectacular por las vistas y el paisaje, llegaremos hasta casi la cima.
Allí está, en un pequeño abrigo rocoso, el Conjunto VII, conocido como ”Los Órganos” o también como el panel de los gatos, los brujos o las sacerdotisas.
Se encuentra a 890 metros de altura, protegido por una verja y accesible solo por un estrecho poyo de un metro. El abrigo es pequeño, de apenas 6,5 metros de ancho, 2,5 de alto y solo 3 de profundidad.
Las figuras están muy bien conservadas gracias a que la visera del abrigo las ha protegido. Las más famosas son una pareja de figuras humanas con unos bigotes al estilo de los gatos. De ahí que se las conozca por este nombre: mujeres gato. El cuerpo se ha representado con dos triángulos lo que se ha interpretado como representaciones de mujeres con falda. Llevan una especie de tocado en forma de cuernos o plumas. También se han representado dos círculos, probablemente los ojos o unos pendientes circulares. A los lados de la cabeza aparecen los “bigotes”, interpretados como alfileres para el cabello. Los brazos están arqueados como si bailaran, y los dedos se marcan con varias líneas.
La figura de la derecha tiene bajo los brazos tracitos sin pintura, también en los círculos de los supuestos pendientes, que quizá corresponda a restos de pinturas de otros tonos que se han perdido, quizá decoración del vestuario o pintura corporal.
Junto a ellas hay un ciervo esquemático, con grandes cuernas, boca abierta como si estuviese berreando y falo erecto. Debajo un arco con cinco flechas en paralelo. A la derecha se observa otra figura humana bitriangular invertida, con los pies arriba. Se han propuesto varias interpretaciones: mujeres, brujos o divinidades femeninas. La teoría más aceptada es que representan diosas femeninas, ligadas a la fertilidad y la caza. Su localización en un alto no es excepcional. Existen paralelos de otros ídolos oculados en lugares elevados.
Descripción general del destino: Enriscado en lo alto de las montañas se conservan dieciséis abrigos con arte rupestre, en distinto estado de conservación. Su situación en este paisaje agreste indica que este lugar ejerció un poderoso atractivo para las comunidades prehistóricas. Los paneles artísticos se sitúan en fracturas de la roca cuarcítica, donde las paredes rectilíneas y lisas sirvieron como lienzo.
Son manifestaciones artísticas donde se representan motivos figurativos, esquemáticos y abstractos. Su significado es desconocido: tal vez espiritual, social o económico. La figura humana y los animales son predominantes en estas representaciones lo que apunta a que esta relación era importante para estas comunidades.
Su cronología va del Neolítico al Calcolítico, de hace unos 8000 o 7000 años hasta unos 4000.
Las más antiguas son de estilo levantino: ciervos o cabras con cuerpos desproporcionados y extremidades rígidas.
Las más recientes son de estilo esquemático, con figuras reducidas al mínimo de trazos posibles.
Las pinturas se concentran en la ladera sobre el paso de la sierra, aunque no son las únicas. Cerca destaca el conjunto de Aldeaquemada, vinculado al entorno fluvial, con la Tabla de Pochico y el Prado del Azogue como ejemplos principales.
Historia del sitio: Vacas del Retamoso fue uno de los primeros conjuntos estudiados en la península ibérica.
Fue gracias al arqueólogo francés Henri Breuil quien lo catalogó en 1913 durante una campaña por Sierra Morena. Lo ayudaba Tomás Pareja Luna, vecino de Fuencaliente, que se encargaba de prospectar el territorio antes de la llegada del francés. Así que probablemente fue éste el verdadero descubridor de estas pinturas.
En 1933 Breuil publicó las pinturas de Despeñaperros dentro del corpus del arte esquemático de la península ibérica.
Breuil estuvo acompañado por Juan Cabré, prestigioso arqueólogo español, que años después estudió el cercano conjunto de Aldeaquemada.
En 1925 Eduardo Hernández Pacheco, director de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, volvió a estudiar el lugar. Le acompañaba el dibujante Francisco Benítez Mellado.
Tras años de olvido, las investigaciones se retomaron en los años setenta, gracias a la publicación de Navarrete. Nuevos conjuntos fueron localizados por pastores y eruditos locales que, impulsados por las noticias de la existencia de estas pinturas, dieron parte de nuevos conjuntos. Entre ellos destaca el panel de “Las sacerdotisas” (Los Órganos), hallado por Miguel Molina Pérez, apodado “El Magañés”.
Otros fueron descubiertos por Carlos Sánchez-Batalla, y más tarde por Ramón Viñas, Elisa Sarriá y Ángel Alcaide.
Descripción de los recursos museográficos: En Vacas del Retamoso está la Cueva de José María Tempranillo. La leyenda cuenta que allí se refugió el bandolero y su banda durante la Guerra de la Independencia contra los franceses.
Unos metros más a la derecha hay otra cueva con la misma tradición.
En 2021 las pinturas de Los Órganos fueron dañadas con espray rojo por unos desaprensivos. Un equipo de restauración logró eliminarlas por completo.